A pocas horas de concluir una nueva visita a Cuba, el canadiense J. D. Sage, poeta, cantor, compositor, instrumentista, investigador de la música y, sobre todo, un ser humano de excepcional sensibilidad, accedió a conceder una entrevista para los cibernautas y oyentes de Habana Radio.

Sage, quien prefiere que le llamen sencillamente Trovador, regresa una y otra vez a Cuba cargado de cuerdas donadas por músicos de Montreal, Québec, para los estudiantes de las escuelas de arte.

Decenas de kilogramos de estos elementos imprescindibles para la docencia, ha traído a la Isla desde su primer encuentro con La Habana, hace ya una década.

"Es un modesto gesto de músicos canadienses hacia este país, al que respetamos mucho, así como a su música y sus intérpretes. Como es conocido, actualmente los precios de las cuerdas de violines y guitarras son elevados en el mundo. Esperamos que nuestras donaciones contribuyan humildemente a la formación de las nuevas generaciones de músicos cubanos."

Sage recuerda con cariño los orígenes de sus habituales encuentros con Cuba.

"Hace 10 años, estaba grabando en los estudios de la EGREM, Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, algunas piezas de mi obra musical; y quedé enamorado de La Habana, de su cultura, de su arquitectura, pero sobre todo de su gente, que es la principal riqueza de la Isla. La educación, la dignidad de este pueblo, son dignos de admiración por la humanidad".

El amigo músico y poeta canadiense me recuerda que ha viajado por más de treinta naciones del mundo; pero siempre regresa a este país para encontrarse con los amigos músicos, con las encantadoras playas y, reitera, con este pueblo que es paradigma de educación.

Lo invito a regresar al tema de la donación de cuerdas para las escuelas cubanas de arte.

"Algunas personas, conociendo mi interés en entregar esta modesta ofrenda de los músicos canadienses, me sugirieron dirigirme al Museo de la Música, con el objetivo de recabar información sobre cómo lograr una mejor distribución de las cuerdas para los alumnos de las escuelas de arte. Desde entonces, ha sido ésta la vía idónea para materializar nuestro anhelo".

Sage me muestra, con legítimo orgullo, una carta fechada hace pocos días en la que el prestigioso musicólogo Jesús Gómez Cairo, Director del Museo Nacional de la Música, le agradece este noble gesto.

"Sé perfectamente que Cuba padece limitaciones económicas para la adquisición de recursos muy importantes en el sector de la salud, como determinados medicamentos. Pero, como músico que soy, creo que el mayor aporte podemos ofrecerlo en el terreno de la música, fundamentalmente, en la formación de los nuevos instrumentistas cubanos. Y damos las gracias a ustedes por esta posibilidad".

Conocí a J.D.Sage cuando traía a Cuba su disco "Trovador", en el cual ofrece una panorámica de sus creaciones, acompañado de la inseparable guitarra.

"Después asumí otro proyecto, "Américas", en el que aludo a las diferencias que dividen a este continente, una especie de muro cultural entre el Norte y el Sur.

Como poeta, acudo a historias de los amerindios; de los mineros brasileños; de Québec; de las injusticias legales practicadas con prisioneros de catorce estados norteamericanos, a quienes se niegan sus derechos ciudadanos aún después de cumplidas las condenas; y mi canción más difundida internacionalmente, "Guantánamo Bay", que denuncia las injusticias con los seres humanos encarcelados por Estados Unidos en ese lugar del oriente cubano.

Por supuesto, además de canciones referidas a problemas de la sociedad y de la cultura, también he creado un repertorio romántico, como los antiguos trovadores".

Y precisamente, escuchando su nueva creación titulada "Torbellino", interpretada en francés y dedicada a ofrecer una visión personal en torno a la filosofía con que asumen la vida mujeres de diversas latitudes del Planeta, decimos hasta luego a este amigo que, desde el norte de América, regresa una y otra vez con su modesta ofrenda de amistad, para contribuir a que las cuerdas vibren por siempre en esta Isla de la Música.